Nos vestimos para encajar en el feed, no para encarnar lo que somos.

Hoy todos se visten igual.
Scroll tras scroll, vemos cuerpos replicando los mismos “fits”, las mismas siluetas, los mismos colores neutros de manual. La individualidad se diluye en un mar de algoritmos, filtros y tiendas online que dictan cómo deberías verte para “pertenecer”.

El problema no son las tendencias.
El problema es que las obedecemos sin pensar.
Hemos cambiado identidad por aprobación.

La moda solía ser una declaración de guerra.
Un grito. Una fractura.
Ahora, se siente como un molde… frío, plano, estandarizado.



¿Dónde quedó el estilo personal?
¿Dónde están los que vestían desde la entraña?
¿Los que convertían la ropa en extensión de su psique?
Están escondidos, sepultados bajo hauls de fast fashion, reels de “inspo” y colecciones que nacen muertas.

Ya nadie arriesga.
Ya nadie se mancha.
El estilo se ha vuelto un juego seguro donde nadie pierde… pero tampoco nadie gana.
Todo es aspiracional, pero nada es auténtico.

La ropa ya no nace del deseo de decir algo.
Nace del miedo a quedarse fuera.
Nos vestimos para encajar en el feed, no para encarnar lo que somos.

Cada día, más gente abandona su voz para imitar la de los demás.
Y así se apaga el fuego.
Ese fuego raro que tenía cada persona con presencia.
Ese que hacía que alguien entrara a una habitación y no necesitara hablar para hacerse notar.


No se trata de “ser diferente por serlo”.
Se trata de vestirte como si tu cuerpo fuera un altar.
Como si cada prenda tuviera un porqué.
Como si tus cicatrices, tus obsesiones, tus símbolos, tus ruinas, pudieran bordarse sobre tela.

La industria de la moda no está hecha para eso.
Está hecha para producir rápido, vender más y olvidar más rápido.
Pero el estilo personal —el verdadero— no muere con las temporadas.
No se deslava.
No se tira.
Se transforma, muta, respira contigo.

Y aunque parezca que está perdido, sigue ahí.
Debajo del uniforme que elegiste para agradar.
Debajo de la ansiedad por verte como los demás.

Desvístete de las tendencias.
Desnúdate del miedo a verte raro, exagerado, distinto.
Y vuelve a vestirte como si fueras un mito en construcción.
Porque eso eres.


Nosotros no queremos eso.
Queremos ser un recordatorio de que tu estilo personal puede ser un arma, un altar, un grito.
Queremos que te veas al espejo y no reconozcas una tendencia, sino una criatura indomable.

El Cvlto no sigue modas.

Occipital